Después de convertirme en uno de ellos, y de ver como mis colegas uno a uno iba adquiriendo ese «disfraz», me di a la tarea de investigar de dónde proviene tan popular término que ha sido muy sonado en las redes sociales, siendo una manera graciosa de llamar a todo aquel que se despierta antes de las ocho de la mañana y sale veloz de su casa con el desayuno casi en la mano porque tiene que llegar al checador. Aquel que lleva tuppers en bolsa de alguna de sus marcas de ropa preferida. Ese que lleva su gafete colgando y que pasa más de ocho horas sentado en una silla giratoria y mantiene su vista en el monitor.
«Godínez» es una palabra prácticamente nueva dentro del vocabulario mexicano, ya que en los años 60s y 70s ya existía un godín dentro de la sociedad; su nombre era «Gutierritos», real, -pueden consultarle a sus padres y abuelos.- El término «Gutierritos» nació de la primera novela mexicana (1958) que llevaba ese nombre. Era la historia de Ángel Gutiérrez, un hombre bueno y trabajador; sin embargo, nadie lo quería y recibía humillaciones constantes dentro y fuera de su trabajo haciéndolo creer que era un total y completo mediocre.
Desgraciadamente, la televisión en nuestro país se ha dado a la tarea de legitimar imágenes sobre lo que queremos y no queremos ser. Quien es exitoso y quien es un mediocre. Los monopolios televisivos nos llenan la cabeza de estereotipos que debemos seguir o no seguir, aplaudir o castigar. Ser Godínez es uno de ellos.
Le damos ese valor a las imágenes y enseguida, al mirar a una persona de traje, corbata y gafete, ¡pum! Automáticamente es un Godínez, recibiendo burlas «inocentes» hacia el tipo de mujer u hombre que se levanta temprano y no alcanza ni a tender la cama porque se le hace tarde. Esta etiqueta es un reflejo de la sociedad actual que lucha por sobrevivir. Habrá quienes se burlen de manera despectiva y otros tantos que lo acepten y se unan al humor; sea cual sea la posición, este término le ha dado un giro «agradable» al día a día.
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