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Workaholic: No digas no a tu jefe; no digas no sé y nunca digas no puedo…

adiccionaltrabajoEstán toda la mañana y toda la tarde en la oficina, pero nunca es suficiente. Sus horas de descanso o de comida se reducen a 15 minutos -si es que comen-. Son los primeros en llegar y los últimos en irse. Tienen el correo y su teléfono móvil disponible 24 x 7. Salen de la oficina, su hogar también es su lugar de trabajo; encienden la computadora y siguen. Abandonan su vida personal y social. Workaholic les llaman.

Es la necesidad excesiva e incontrolable de trabajar constantemente, dejando totalmente de lado el cuidado físico y emocional; así como también las relaciones sociales. El workaholic trabaja sin obligación explícita ni implícita, fuera de horas. Dedica tiempo extra a sus labores y si no lo hace, siente un profundo remordimiento.

¿Sus tres mandamientos?

«No digas no a tu jefe; no digas no sé y nunca digas no puedo…»

Sigmund Freud declaró que las condiciones para funcionar de manera adecuada psicológicamente son: «lieben und arbeiten.» (Amar y trabajar) Claro, las mayores aspiraciones de un ser humano son tener la capacidad de amar y ser amado, y por supuesto, trabajar.

Catalogar al trabajo dentro del círculo de adicciones puede resultar complicado; ya que es una idealización social e individual que se DEBE de alcanzar. No obstante, los estragos emocionales y físicos que provoca son graves, pese a los beneficios secundarios que la adicción al trabajo trae consigo, como por ejemplo, dinero, actividad y reforzamiento de la autoestima, es considerada una adicción no tóxica.

Cada vez son más los profesionistas que se vuelven adictos al trabajo; de acuerdo a una encuesta realizada por OCC mundial, 13% de los profesionistas mexicanos se consideran adictos al trabajo. 8 de cada 10 reciben correos y contestan llamadas de trabajo en su tiempo libre. Así como también, 34.5% trabaja más de 60 horas a la semana. ¿Qué tal con las cifras?

Causas de esta adicción

  1. Ambición excesiva al dinero y poder.
  2. Incapacidad de delegar tareas.
  3. No saber decir NO a las demandas del jefe.
  4. Problemas económicos y alta competitividad.
  5. Niveles elevados de hostilidad y estrés.
  6. Falta de organización y falta de estrategias para organizar el tiempo.
  7. Problemas personales. Por ejemplo, no querer llegar a  casa.
  8. Manejo inadecuado de retos. En lugar de crear, el trabajador se mantiene inmerso en un espiral de trabajo del cual no puede salir.

¿Eres un adicto al trabajo?

– Crees que trabajar más de 12 horas está bien y no solamente eso, piensas que todos deberían trabajar bajo ese ritmo.
– Faltan a todo festejo o reunión fuera del área de trabajo.
– Dejan de tener amigos, solamente tienen «compañeros de trabajo».
– En su tiempo libre de pareja, pierden interés en el sexo, solamente quieren descansar.
– Son sedentarios, como consecuencia de su larga jornada laboral, descuidan su salud y abandonan cualquier tipo de ejercicio.
– Poco «saludables». No asisten a revisiones periódicas con el médico, no tienen horarios de comida y comen lo primero que encuentran; si es que comen, por consiguiente tienden más al sobrepeso y obesidad.
– Duermen en todo lugar: transporte público, algún festejo, cine o teatro.
– Su conversación tiene solamente un tema: el trabajo.
– No se separan del celular; así sea en la hora de comida o en medio de una plática.
– Ganan dinero, pero no tienen tiempo de salir y tomar una buena decisión para invertirlo o disfrutarlo, prácticamente solamente tiene tiempo para una cosa: trabajar.

Si bien, el trabajo puede ser considerado un medio para escapar de algún problema o situación desagradable; ya sea que existan problemas familiares, sociales o amorosos; sea lo que sea, como en toda adicción existe una falta de control y una dependencia. Las personas que padecen esta enfermedad, abandonan sus deseos, reemplazándolos por los proyectos de otros. Es importante que exista un equilibrio laboral y personal para no caer en este tipo de adicción, aunque no es tóxica, perjudica nuestro entorno. El trabajo es importante, sí, pero también lo es vivir y disfrutar.